Pasaste esa tarde de lluvia por al lado mío. Yo estaba ahí, exhibiendo mi figura como de costumbre. Me dí cuenta de que te interesé, porque no te importó mojarte; te detuviste por un segundo a mirarme. Te gusté, me gustaste.
Pasaron días, que se convirtieron en semanas. Semanas interminables para mí. Te esperé con sol, con lluvia, con sombra, con viento. Y no llegabas. Hasta que una mañana de sol te ví caminar hacia mí. Con seguridad, con decisión. Te animaste, resolviste iniciar todo, y decidiste llevarme a tu casa.
Me dí cuenta de que estabas feliz, porque sonreías en el camino, y me mirabas de reojo de vez en cuando, alegre,.
A partir de ahí no nos separábamos nunca. Me llevabas al cine, a comer afuera, a caminar los domingos.... éramos felices los dos. Vivimos tantas cosas..... intensas, elegres, amargas... cada momento, por más monótono que fuera, lo atesoré, y hasta llegué a pensar en que sería para siempre.
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Pero nada es para siempre, y me lo demostraste. Mis amigos me dijeron que eras como todos, pero yo no les quería creer. Me encerré en mí, y le dí rienda suelta a mi esperanza y a mi amor sincero por vos. No quería creer en el adiós. Creí que me querías; pero me dí cuenta de que no. Me usaste, como a los otros. Me ninguneaste, como a los otros. Me rebajaste, como a los otros. Y supe, un día, que lo nuestro había terminado.
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Creí que era tu par de zapatos preferido. Y ahora me usás nada más que para baldear el balcón.
4 comentarios:
Pedazo de desgraciada!!!
Como vas a usar los tacos para baldear el balcon!!!
Pasamelos a mi! XD
Bexos
Ad
Pero es que eran de taco bajito.... ¡¡Y estaban muy rotos!!
me senti muy identificada :(
ESCULAPIA: Así somos los humanos. Herimos constantemente a quien nos amó y nos dió todo de sí......jaja!
Un saludo grande.
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