19 septiembre, 2007

Lamento de un corazón roto

Pasaste esa tarde de lluvia por al lado mío. Yo estaba ahí, exhibiendo mi figura como de costumbre. Me dí cuenta de que te interesé, porque no te importó mojarte; te detuviste por un segundo a mirarme. Te gusté, me gustaste.
Pasaron días, que se convirtieron en semanas. Semanas interminables para mí. Te esperé con sol, con lluvia, con sombra, con viento. Y no llegabas. Hasta que una mañana de sol te ví caminar hacia mí. Con seguridad, con decisión. Te animaste, resolviste iniciar todo, y decidiste llevarme a tu casa.
Me dí cuenta de que estabas feliz, porque sonreías en el camino, y me mirabas de reojo de vez en cuando, alegre,.
A partir de ahí no nos separábamos nunca. Me llevabas al cine, a comer afuera, a caminar los domingos.... éramos felices los dos. Vivimos tantas cosas..... intensas, elegres, amargas... cada momento, por más monótono que fuera, lo atesoré, y hasta llegué a pensar en que sería para siempre.
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Pero nada es para siempre, y me lo demostraste. Mis amigos me dijeron que eras como todos, pero yo no les quería creer. Me encerré en mí, y le dí rienda suelta a mi esperanza y a mi amor sincero por vos. No quería creer en el adiós. Creí que me querías; pero me dí cuenta de que no. Me usaste, como a los otros. Me ninguneaste, como a los otros. Me rebajaste, como a los otros. Y supe, un día, que lo nuestro había terminado.
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Creí que era tu par de zapatos preferido. Y ahora me usás nada más que para baldear el balcón.

4 comentarios:

Adrian Pegaso dijo...

Pedazo de desgraciada!!!

Como vas a usar los tacos para baldear el balcon!!!

Pasamelos a mi! XD

Bexos
Ad

La Wonder dijo...

Pero es que eran de taco bajito.... ¡¡Y estaban muy rotos!!

Esculapia dijo...

me senti muy identificada :(

La Wonder dijo...

ESCULAPIA: Así somos los humanos. Herimos constantemente a quien nos amó y nos dió todo de sí......jaja!

Un saludo grande.