Quiero aclarar ante todo que este post no es discriminativo ni pretende agredir al sexo femenino (del cual soy miembro activo desde mi nacimiento). Lo cierto es que La Mirona suele ser casi diría en un 95% perteneciente a este género, con lo cual no es mi intención incordiarlas, sino decir la verdad en su más puro estado.
La Mirona. Tiene varias formas de expresar esta característica. Puede ser solapadamente, puede ser alevosamente, detenidamente, rápidamente, agresivamente, invasivamente ó tranquila y descaradamente. La cosa es que la mirona molesta. Y mucho.
Están las mironas fashionistas. Son las mironas que miran en general a otras mujeres. No hay nada sexual en esto. Ellas te observan de arriba a abajo en lugares públicos tales como restaurantes, shoppings, cines, entidades bancarias... la fashionista te ficha desde que entraste, y te saca la radiografía de si la pollera tiene buen corte, de si tus zapatos y tu cartera combinan, de si llevás un reloj caro, si tenés un buen brushing, si la blusa que llevás es de marca o en caso de no serlo si es de tela de buena textura.... y evalúan si compiten o no con vos. Si ven que sos un piojo mal vestido ni se molestan. Pero si no, te hacen una ecografía 3D con la mirada.
Están las mironas chusmas. Son las mironas que hallamos en transportes públicos, filas para pagar impuestos, colas del colectivo, o cualquier lugar en el que haya tiempo muerto que les permita curiosear. Son las que miran cuando hablás por celular, (son más que mironas mironas "audiovisuales"), te miran si sacás algo de la cartera a ver qué es, si te maquillás te miran cómo lo hacés, si estornudás pispean a ver si escupiste un moco, si leés ¿Qué leés?. Ella se quiere enterar de todo en ocho minutos de viaje.
Luego está la mirona obsesiva. La que te mira fijo y no sabés porqué cuernos lo hace. La mirás con mala cara, pero ella sigue. Observa con sus ojos como el dos de oro, y mira. Mira. Mira....
Todas son molestas. Todas andan por todos lados. Ninguna te pide permiso para observarte. Por ahí no te tocó ninguna. Pero te aviso: Que las hay.... las hay. Y si a alguna le preguntás "Loca, ¿Qué mirás? ¿Te debo algo?" o lo niegan, o miran para otro lado haciéndose las sotas. ¿No me creés? ¡Probá!
La Mirona. Tiene varias formas de expresar esta característica. Puede ser solapadamente, puede ser alevosamente, detenidamente, rápidamente, agresivamente, invasivamente ó tranquila y descaradamente. La cosa es que la mirona molesta. Y mucho.
Están las mironas fashionistas. Son las mironas que miran en general a otras mujeres. No hay nada sexual en esto. Ellas te observan de arriba a abajo en lugares públicos tales como restaurantes, shoppings, cines, entidades bancarias... la fashionista te ficha desde que entraste, y te saca la radiografía de si la pollera tiene buen corte, de si tus zapatos y tu cartera combinan, de si llevás un reloj caro, si tenés un buen brushing, si la blusa que llevás es de marca o en caso de no serlo si es de tela de buena textura.... y evalúan si compiten o no con vos. Si ven que sos un piojo mal vestido ni se molestan. Pero si no, te hacen una ecografía 3D con la mirada.
Están las mironas chusmas. Son las mironas que hallamos en transportes públicos, filas para pagar impuestos, colas del colectivo, o cualquier lugar en el que haya tiempo muerto que les permita curiosear. Son las que miran cuando hablás por celular, (son más que mironas mironas "audiovisuales"), te miran si sacás algo de la cartera a ver qué es, si te maquillás te miran cómo lo hacés, si estornudás pispean a ver si escupiste un moco, si leés ¿Qué leés?. Ella se quiere enterar de todo en ocho minutos de viaje.
Luego está la mirona obsesiva. La que te mira fijo y no sabés porqué cuernos lo hace. La mirás con mala cara, pero ella sigue. Observa con sus ojos como el dos de oro, y mira. Mira. Mira....
Todas son molestas. Todas andan por todos lados. Ninguna te pide permiso para observarte. Por ahí no te tocó ninguna. Pero te aviso: Que las hay.... las hay. Y si a alguna le preguntás "Loca, ¿Qué mirás? ¿Te debo algo?" o lo niegan, o miran para otro lado haciéndose las sotas. ¿No me creés? ¡Probá!
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