Me he metido en el mundo del Tarot. No es que crea en eso, es que me dispuse a aprender la mayor cantidad de cosas útiles e inútiles que pueda antes de ser vieja y ya no poder mover las rodillas por la artrosis. Estoy aprendiendo a tirar el Tarot Marsellés.

Lo que me sorprende de esto es la avidez que tiene la gente por conocer su futuro. Sabiendo que soy una pichi, que no desciendo de reencarnaciones de Diosas egipcias ni de princesas gitanas, tanto mi familia como mis amigos se entusiasmaron con la idea, y hasta mi hijo me prestó atención más de quince minutos para saber qué le depara el destino.

Lo que me dio a pensar en un plan muy astuto, madre argentina.

Cómprese un librito, aprenda más o menos, y cuando sus hijos le pidan saber lo que el destino depara, vuelque tooooooodos esos consejos que no le escuchan nunca en esa sesión adivinatoria.

"Ese amigo en el que confiás, te traicionará" (Léase, el chacalito ése que a Ud. no le gusta que le ande rondando a su pequeño) "No te arriesgues físicamente, podrás sufrir lesiones" (Léase: No vayas a ese seven de Rugby con ésos que son dos veces de tu tamaño, infeliz...) "Un poco de reposo y tiempo para pensar te ayudarán a trazar planes para concretar tus sueños" (Léase: Nene, quedáte un poco en casa, por favor, que ya ni me acuerdo si sos rubio o morocho....).

No me digan que no les doy soluciones. Otra vez, de nada.